Como mamá o papá primerizo, pocos momentos son tan emocionantes como ver a tu bebé usar su imaginación por primera vez. Tal vez has reído con ternura al ver a tu peque, con apenas un año, coger un objeto y ponérselo en la oreja como si fuera un teléfono. Ese gesto sencillo e ingenuo marca el comienzo de una etapa de juego mágica y entrañable: el juego simbólico. En este artículo exploraremos qué es el juego simbólico en bebés, cuándo aparece, sus beneficios para el desarrollo y cómo fomentarlo en casa. Prepárate para descubrir el poder de la imaginación y cómo, a través del juego, tu bebé aprende sobre el mundo que le rodea mientras fortalece el lazo emocional contigo.
¿Qué es el juego simbólico y cuándo aparece?

El juego simbólico es la forma de juego en la que los niños usan un objeto, acción o idea para representar otra cosa. En otras palabras, “dan vida” a objetos inanimados usando su imaginación. Por ejemplo, un bebé puede usar un trozo de madera o un control remoto como si fuera un teléfono de verdad. Este tipo de juego de simulación permite al pequeño “actuar” situaciones de la vida cotidiana y entenderlas mejor.
¿Cuándo comienza? Usualmente, el juego simbólico empieza a manifestarse hacia el final del primer año de vida o inicios del segundo. Muchos bebés muestran sus primeros intentos alrededor de los 12 meses (por ejemplo, imitando una llamada telefónica), aunque de forma natural la mayoría comienza a jugar así de manera más clara hacia los 18 meses. No es casualidad que esta habilidad emerja junto con las primeras palabras: tanto el lenguaje como el juego simbólico requieren la capacidad de usar símbolos (usar una cosa para representar otra), y por eso suelen aparecer a la par. En resumen, alrededor de los 1 a 2 años es cuando tu peque empezará a sorprenderte con estas pequeñas grandes escenas imaginarias.
Beneficios del juego simbólico en el desarrollo del bebé

Una niña juega a dar de comer a su muñeca. Este tipo de juego de imitación es un poderoso ejemplo de juego simbólico: al recrear situaciones reales, los niños comprenden mejor los roles de los adultos y ganan confianza en sí mismos.
El juego simbólico no es solo diversión; también es una herramienta de aprendizaje integral. A continuación, destacamos algunos de sus principales beneficios en distintas áreas del desarrollo de tu bebé:
- Desarrollo cognitivo: Al fingir situaciones, los bebés entienden mejor el mundo que les rodea y practican la resolución de problemas de forma creativa. Por ejemplo, al “dar de comer” a un muñeco, tu hijo debe recordar y recrear acciones que ha observado. Estas actividades fortalecen el pensamiento abstracto y la capacidad de encontrar soluciones: se ha visto que jugar a la fantasía mejora la memoria, la capacidad simbólica y la resolución de problemas, e incluso les ayuda a ganar confianza en sí mismos. En el futuro, esa imaginación activa sentará bases para habilidades como la planificación y la creatividad.
- Desarrollo del lenguaje: El juego simbólico es fantástico para el lenguaje y la comunicación. Cuando tu peque finge hablar por teléfono o hace voces para sus peluches, está ampliando su vocabulario y practicando la comunicación. Este tipo de juego “da modelos” de conversación y motiva al niño a expresarse con palabras. De hecho, algunos estudios sugieren que la imaginación en el juego acelera el desarrollo del lenguaje temprano. Cada “guau-guau” que inventa para su perro de peluche o cada “hola” fingido al teléfono son pasos importantes para que aprenda a comunicarse mejor.
- Desarrollo social: Aunque tu bebé aún sea pequeño, el juego simbólico siembra las primeras semillas de la empatía y las habilidades sociales. Al hacer como que cuida a un bebé de juguete o compartir una tacita de té imaginario contigo, aprende sobre turnos, cooperación y a interpretar las emociones ajenas. Los especialistas señalan que los niños que juegan más a menudo a juegos de simulación tienden a entender mejor los estados mentales de otros (lo que llamamos teoría de la mente) y muestran más conducta cooperativa. Imitar situaciones sociales, como jugar a la “escuelita” o a “las visitas al médico”, les permite practicar cómo relacionarse, esperar su turno y cuidar de otros, fortaleciendo sus habilidades para la amistad a medida que crecen.
- Desarrollo emocional: En el mundo seguro de la imaginación, los bebés y niños pequeños pueden expresar y procesar emociones. ¿Tu hijo le da abrazos a un peluche que llora de mentira? Está practicando la compasión. ¿Hace sonidos de “bú!” para asustar a un “monstruo” imaginario debajo de la cama? Está manejando un miedo de forma lúdica. El juego simbólico ofrece a los peques un entorno seguro para sus “grandes sentimientos”, permitiéndoles representar emociones de todo tipo. Así, pueden explorar la alegría, la tristeza, el miedo o el enfado jugando, lo que gradualmente mejora su control emocional. Además, fingir roles (como ser un superhéroe valiente) refuerza su autoestima y confianza al verse capaces de afrontar distintas situaciones. En esencia, imaginar les ayuda a entender lo que sienten y a sentirse más seguros con sus emociones.
Ejemplos de juego simbólico por etapas
El juego simbólico evoluciona conforme tu bebé crece. A continuación, te proponemos ejemplos sencillos de juegos de simulación adecuados para cada etapa, para inspirarte a jugar con tu peque según su edad:
9 a 12 meses

En esta etapa tu bebé está descubriendo el mundo principalmente a través de sus sentidos y acciones. Aunque el juego simbólico como tal está apenas comenzando, ya pueden verse destellos de imitación que sientan las bases para la imaginación. Algunas ideas de juego para 9-12 meses son:
- Imitar acciones simples en sí mismo: Tu bebé puede empezar a fingir acciones cotidianas sobre sí mismo después de verte hacerlo a ti. Por ejemplo, con ~10-12 meses muchos bebés llevan una cuchara vacía a la boca como si estuvieran comiendo, o toman una tacita de juguete e imitan que beben. También es común que intenten peinarse con un cepillo suave (¡o peinar a mami o papi!). Estas imitaciones breves muestran que está asimilando las rutinas diarias.
- Juegos de “cucú tras” con objetos: Taparse y destaparse con una mantita (el clásico peekaboo) no es exactamente un juego simbólico, pero sí un juego de imaginación social que fascina a los bebés de esta edad. Puedes esconder tu cara detrás de tus manos o de un peluche, y luego aparecer diciendo “¡Aquí está mamá/papá!”. Tu bebé puede intentar imitar el gesto de esconderse. Este juego estimula la comprensión de permanencia de objeto y le arranca carcajadas, preparando el terreno para juegos más simbólicos posteriormente.
- Dar “besitos” o abrazar muñecos: Hacia el final del primer año, algunos bebés comienzan a mostrar cariño a objetos. Si le das un osito de peluche, es posible que lo abrace y le dé palmaditas como han hecho contigo. O podría intentar darle un “beso” baboso a su muñeca. Aunque en esta etapa es más una expresión de afecto que un juego de ficción elaborado, está empezando a entender que sus muñecos pueden representar a alguien querido. Este es un tierno preludio del juego simbólico (¡y derrite el corazón de cualquier padre ver esa dulzura!).
12 a 18 meses

Al cumplir el año y avanzar hacia los 18 meses, tu peque entra de lleno en el inicio del juego simbólico. La imitación diaria cobra fuerza: ahora quiere hacer “como papá y mamá” en todo lo que ve. Algunos ejemplos de juegos simbólicos sencillos en esta etapa:
- Pequeños grandes imitadores: Tu bebé de 1 año empieza a imitar acciones de la vida cotidiana de forma intencionada. Puedes notar que coge el teléfono (o cualquier objeto parecido) y finge una llamada, balbuceando como si hablara. O te “ayuda” a cepillarte el pelo intentando pasarte su cepillo. También puede ponerse tus gafas de sol de juguete, o mover el plumero imitando que limpia la mesa. Estas escenas de imitación directa (basadas en lo que ha visto hacer) son el corazón del juego simbólico temprano, y normalmente son simples y breves – tal vez un solo gesto a la vez – pero llenas de intención.
- Juego de alimentar y dormir (en sí mismo): En esta fase inicial, muchos niños realizan juegos de pretender sobre sí mismos. Por ejemplo, fingen dar bocaditos a un alimento imaginario o a una cuchara vacía, o levantan un vasito de juguete a sus labios pretendiendo beber. Algunos incluso fingen toser después de “tomar” de su taza vacía, ¡imitando a los adultos! También es frecuente que, si les dices “A dormir…”, se tumben y finjan dormir por un par de segundos con una sonrisa pícara. Este tipo de juego (haciendo como que comen, beben o duermen) es típico entre 12-18 meses y muestra que tu peque está empezando a usar símbolos (por ejemplo, la taza vacía representa una llena, cerrar los ojos un momento representa dormir).
- Incluyendo a sus juguetes en la acción: Hacia los 15-18 meses, puede que tu hijo empiece a involucrar objetos o muñecos en sus juegos, aunque de forma muy sencilla. Por ejemplo, puede darle de comer a mamá/papá una pieza de comida de juguete o acercar la cuchara a la boca de su osito de peluche. También podría tapar a su muñeca con una mantita y aplaudir porque “se durmió”. Estas acciones todavía son simples y de un paso, pero ya no se limitan al propio bebé, sino que extiende la fantasía a otros – un gran avance en su juego simbólico.
18 a 24 meses

A los 18 meses cumplidos y acercándose a los 2 años, el juego simbólico de tu peque se vuelve más rico y variado. Tu niño o niña ya camina (o corre) explorando por la casa, y su comprensión del entorno es mayor, así que sus juegos de ficción también evolucionan. Ejemplos de juegos simbólicos para 18-24 meses:
- Cuidar a sus “bebés” (muñecos o peluches): Es una de las formas de juego simbólico más típicas en el segundo año. Verás que tu peque alimenta a su muñeca o peluche con una cuchara de juguete, le da el biberón vacío a su osito, o acuna a su muñeco como si fuera un bebé real. Incluso podría intentar “cambiarle el pañal” a un muñeco o llevarlo de paseo en un carrito. Estas tiernas escenas de imitación de cuidados son maravillosas para su empatía. Consejo: A esta edad les encanta imitar el rol de mamá o papá; puedes proporcionarle un viejo bolso para que “saque cosas del bolso del bebé” o una camiseta tuya para que se la ponga y finja que es el adulto.
- Acciones de adultos en miniatura: Tu toddler comienza a representar acciones que te ve hacer a ti en la rutina diaria, pero ahora aplicadas a sus juguetes o contigo. Por ejemplo, finge cocinar: con sus ollitas de juguete remueve una cucharita dentro, te dice “mmm” e intenta darte de probar su “sopa” imaginaria. O toma un teléfono de juguete y, además de hablar él, ¡lo pone al oído de su osito para que “hable” también! Puede jugar a conducir coches empujando un cochecito de juguete y haciendo sonidos de motor con la boca. También disfruta mucho jugando a las tareas del hogar: trata de “barrer” con una escoba pequeña, o limpia la mesa con un trapito imitando tus movimientos. Estas representaciones ya involucran personajes o juguetes de forma activa (no solo a sí mismo), y a menudo incluyen sonidos o palabras (como “rum-rum” del coche, o decir “¡Ñam!” cuando su peluche “come”).
- Escenitas con principio y fin: Cercanos a los 2 años, algunos niños empiezan a encadenar dos acciones seguidas dentro del juego simbólico. Por ejemplo: ponen a su muñeca en la camita y luego le dan palmaditas diciendo “duérmete”. O hacen que un muñeco “toque la puerta” y otro muñeco le “abra”. Estas pequeñas secuencias muestran que su imaginación se está volviendo más organizada y que está empezando a entender historias simples. Aún son tramas muy cortitas (dos o tres pasos a lo sumo), apropiadas a su edad. Celebrar y participar en estas micro-historias les anima a seguir ampliando su juego a medida que crecen.
Consejos prácticos para fomentar el juego simbólico en casa
El juego simbólico florece de manera natural, pero como padres podemos ayudar a crear el ambiente ideal para que nuestra criatura despliegue su imaginación. ¡Y no, no hace falta gastar mucho dinero en juguetes sofisticados! Aquí tienes algunos consejos prácticos y recursos cotidianos para impulsar el juego simbólico en tu hogar:
- Imita y muestra tú primero: Los bebés aprenden por imitación, así que no dudes en modelar tú mismo cómo se juega a imaginar. Por ejemplo, toma el muñeco de tu bebé, acúnalo, cúbrelo con una mantita y di: “A dormir, bebito. Shhh”. O haz que un peluche “hable” con voz divertida. Verás que pronto tu peque copiará esas acciones. Cuanto más le muestres escenarios de juego simple, más los irá probando por su cuenta. Si mientras cocinas le das una cuchara de palo y una ollita vacía para que revuelva diciendo “mmm, ¡qué rico!”, le estás enseñando cómo se juega a la cocinita. Tip: Repite las mismas pequeñas escenas en distintos momentos (ej. siempre arropar al muñeco antes de dormir), la repetición le ayuda a comprender y animarse a hacerlo él/ella.
- Ofrece objetos de casa seguros como “props”: No necesitas juguetes electrónicos ni caros para alentar la imaginación. De hecho, los expertos señalan que no hace falta comprar juguetes elaborados: los objetos cotidianos del hogar funcionan igual de bien para el juego simbólico. Reúne un cesto con utensilios seguros: un teléfono viejo sin baterías, vasos y platos de plástico, cucharas de madera, un cepillo suave, sombreros o pañuelos (para disfrazarse), cajas vacías, etc. Estos objetos comunes invitan a tu peque a usarlos en sus “historias” de juego. Por ejemplo, una simple caja puede convertirse en un carro, una cama o una casita según su fantasía. Asegúrate de supervisar que sean seguros para su edad (sin piezas pequeñas sueltas) y deja que explore. La Asociación Española de Pediatría recomienda proporcionar a esta edad muñecos, coches, carritos, teléfonos de juguete… justamente para estimular el juego simbólico naciente. Así que ya lo sabes: el tesoro está en tu casa, desde una cuchara hasta un peluche pueden cobrar vida en las manos de tu bebé.
- Participa y sigue su juego: Métete en su mundo imaginario cuando tu hijo te dé entrada. Si te ofrece su teléfono de juguete diciendo “¡Ten!” actúa como si sonara de verdad: “¿Diga? ¿Llamas para [Nombre del bebé]? Espera, ahora le paso el teléfono”. ¡La sonrisa de sorpresa y felicidad de tu peque lo dirá todo! Pon interés genuino en sus ocurrencias; deja que él lidere la historia y tú síguele la corriente. Al participar juntos, le demuestras que valoras sus ideas y le animas a seguir imaginando. Este acompañamiento fortalece muchísimo vuestra conexión y le da confianza para expresarse. Recuerda, no hay forma correcta o incorrecta de jugar: si tu niño decide que el plátano es un teléfono, ve con ello. ¡En su mundo puede ser lo que él quiera!
- Narra y elogia sus ocurrencias: Mientras juegas con tu bebé, ve describiendo sus acciones en voz alta y celebrándolas. Por ejemplo, si ves que abraza a su muñeca, dile con entusiasmo: “¡Qué lindo, le das un abrazo a tu bebé!”. Si hace volar un auto, puedes decir: “Veo un coche volando, ¡qué imaginación tan grande tienes!”. Narrar de forma positiva le sirve para 1) asociar palabras a sus acciones (enriqueciendo su lenguaje) y 2) sentir orgullo por lo que está haciendo. Evita dirigir o corregir; en lugar de decir “No, así no se hace” di algo como “¡Oh, estás bañando al osito en el suelo! ¿El osito está nadando?” – conviertes su idea en parte del juego. Valida sus ideas por más disparatadas que sean; esto le motivará a seguir explorando escenarios nuevos.
- Lean cuentos e inventen historias juntos: La lectura también alimenta el juego simbólico. Leer cuentos a tu bebé expone su mente a personajes, situaciones y vocabulario nuevo que luego puede incorporar en el juego. Después de leer, podéis actuar alguna escena sencilla: por ejemplo, si leéis “Los tres cerditos”, pueden soplar juntos imitando al lobo, o construir una casita con cojines. Incluso en la rutina diaria, inventa pequeñas tramas: mientras le vistes, di “Vamos a ponernos la capa de superhéroe”; al recoger los juguetes, “los coches van a estacionar al garaje (caja)”. Hacer del día a día un juego ayuda a tu peque a ver la imaginación en todas partes. Consejo: No temas hacer el ridículo; para tu bebé tú eres el compañero perfecto de aventuras, ¡así que suéltate y juega!
El valor de imaginar juntos: un cierre inspirador
El juego simbólico es mucho más que un pasatiempo infantil: es una ventana al maravilloso mundo interior de tu bebé. A través de cada pequeña gran fantasía – ya sea hablar por un teléfono imaginario o acunar a un osito – tu hijo está explorando sentimientos, ensayando habilidades y conectando contigo de una forma única. Al imaginar juntos, se crea una especie de magia cotidiana: de repente un salón se transforma en selva, o una simple caja en cohete espacial, y en ese escenario fantástico crecen juntos.
Como madre o padre, abrazar el juego simbólico de tu bebé es un regalo que se hacen mutuamente. Te permite ver la vida con la misma asombro que él ve un avión de papel, y a tu peque le confirma que sus ideas e ilusiones importan. La próxima vez que tu hijito te ofrezca una taza vacía diciéndote “¡té!”, tómala con solemnidad y dale un sorbo imaginario. En esa complicidad, estarás nutriendo su mente y su corazón. Imagina con él, ríe con él, porque esas horas de juego son ladrillos construyendo su confianza, su creatividad y vuestro vínculo para toda la vida. En el mágico lenguaje del juego simbólico, cada “como si” es un “te quiero” compartido. ¡A disfrutar de esta etapa, y a seguir alimentando juntos la hermosa aventura de imaginar!
Fuentes: Desarrollo infantil y juego simbólico en bebés; Consejos prácticos basados en expertos en atención temprana y guías de juego infantil.